
No se nos dice explícitamente en el libro, pero a juzgar por lo vívido del relato es muy probable que tenga éste un alto contenido autobiográfico. Es una familia argentina de siete miembros, papá, mamá y cinco hermanos - tres mujeres y dos hombres - más algunos perros. Ninguno se escapa de la violencia y ofensas del padre, borrachín y pendenciero, eterno desempleado y rabioso ignorante: “...todo lo que no sabe, todo lo que ignora, sin discriminar, lo enfurece”. Cuando no está golpeando a Martín, el hijo que más recibe, está burlándose de la gordita Guillermina, la hermana menor. Tiene también el padre la irritante costumbre – o técnica de intimidación - de murmurar por detrás, en soliloquio, pero con un volumen de voz que le asegura todos escuchen y se mantengan con los nervios de punta: “`Esta familia hija de puta’, murmura alto, como quien quiere ser escuchado, sin que sepan que quiso ser escuchado”. La mamá también lo pasa mal pero en vez de proteger a sus hijos, en muchas ocasiones toma partido por su marido, justificándolo en el maltrato. Y todo a los gritos, retumbando por la casa y alterando el buen vivir tanto de la familia como del vecindario. Los familiares cercanos, vecinos y prospectos amigos, precavidos de la situación, toman distancia y los dejan a su suerte: “En casa…estamos solos, todos contra todos y todos contra el mundo”.